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En esta ocasión el nivel de dificultad aumentó considerablemente con una ruta de casi 700 metros de desnivel y una distancia de 10,3 km.
El inicio de la ruta fue el Colegio, en Saint Nicolas la Chapelle, desde donde el grupo ascendió unos 400 metros bordeando la Bèque, un vertiginoso promontorio rocoso, por un camino entre árboles por el que enlazaron con un último tramo de carretera para llegar a Chaucisse. Tras una parada para comer, la ruta continuó descendiendo los últimos 5 km hasta el muro de escalada, en Flumet.
Ya en Flumet, los alumnos escalaron en el muro habitual, sin embargo, esta vez la mente jugó un papel fundamental. Eran los propios alumnos los que colocaban los mosquetones en la vía y se autoaseguraban, con la ayuda de un compañero desde abajo. Esta nueva forma de ascenso requirió más fuerza, coordinación, agilidad y valentía.